Qué quiere Dios para nosotros
TEMA: QUE ME PASA
TEXTO: COLOSENCIA 1:9-12
I. Pero ¿qué le pasó al hombre?
Génesis 6:5 «Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era siempre y en todo momento únicamente el mal.»
El hombre está totalmente corrompido por el pecado original, “¿De qué manera podría Dios estar enojado con la mejor de sus criaturas, en el momento en que le agrada la mucho más pequeña y también insignificante de sus producciones? Es que está enojado, no con su trabajo, sino más bien con su corrupción. Por consiguiente, si con razón diríase que el hombre, por corrompida su naturaleza, no es admirable a los ojos de Dios, asimismo es justo decir que es naturalmente malo y vicioso. Y San Agustín no enseña en lo más mínimo que nuestros errores sean llamados naturalmente por nuestra naturaleza corrupta, pues toman dominio sobre la naturaleza en el momento en que la felicidad de Dios no está presente.
Dios desea que lo sepas
Fue el llamado de su corazón en el jardín, el grito de su corazón desde la cruz y el deseo de la futura comunión que va a tener contigo un día (Apocalipsis 21:3).
Dios desea conocerte íntimamente para llamarte. Y en el momento en que lo procures, te responderá con franqueza y felicidad. En el momento en que realmente sepas a Dios, tu corazón se entristecerá por tu pecado. Y de ahí que nos llama a hallarnos con él.
Clemencia cariñosa
Raramente, él no afirma que debemos «entrenar la clemencia» tal y como si fuera un hecho, afirma «clemencia cariñosa» – es una condición del corazón.
La clemencia se expone a quien no la merece. Los que adoran desean enseñar clemencia en todos y cada ocasión. Esto quiere decir que nosotros, como seguidores de Cristo, debemos perdonar como Cristo nos disculpa a nosotros (Efesios 4:32). ¿Cuál es tu actitud hacia la gente que te hieren? Naturalmente, nos encontramos enojados. Evidentemente, deseamos venganza.
Lo que Dios desea
Para comprender verdaderamente lo que Dios desea, debemos remontarnos a la creación. En un producto previo, hemos visto que Dios creó a la gente para comunicar su historia divina con ellos a fin de que sea su historia y ellos sean su expresión de ella. De ahí que nos creó como vasos para ser llenos de Él y no como instrumentos o herramientas para ser utilizados por Él. Aun en el momento en que el hombre cayó en pecado, este deseo en el corazón de Dios continuó igual. .
No obstante, es realmente difícil que la multitud caída tenga la vida divina de Dios pues Dios jamás llenaría una vasija contaminada por el pecado. No obstante, en vez de darse por vencido, Dios vino un hombre llamado Jesucristo. Jesús vivió una vida humana especial en esta tierra y fue crucificado en la cruz para eliminar nuestros errores. Al sacrificarnos así, nuestros errores tienen la posibilidad de ser lavados. En el momento en que suponemos en Jesucristo y lo nos llega como nuestro Salvador, nos llega el perdón de los errores. No obstante, todavía hay mucho más.
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