Qué es la Iglesia y la sociedad
El Presidente de la Fundación Cajasol, D. Antonio Pulimentado; el presidente del Instituto Territorial de Ingenieros Industriales de Andalucía Occidental, D. Germán Ayora; Vicario General de la Archidiócesis de Sevilla, D. Teodoro León; señores presentes. Primeramente, quisiese agradecer la amable convidación a formar parte en esta edición del «Diálogo por Andalucía». La proposición se va a centrar en «La Iglesia y la sociedad en el siglo XXI».
Va a haber tres partes: primeramente, nos acercaremos a la sociedad de hoy, un tiempo de cambios permanentes, o como ha dicho el Papa Francisco en su alegato a la Curia Romana el 21 de diciembre de 2019, «Vivimos solo en un tiempo de cambio, sino más bien un cambio de tiempo». En la segunda parte, presentaremos tres modelos de relación entre la Iglesia y la sociedad, desde tres instantes significativos de su crónica; Por último, una síntesis de la Buena Novedad que nos encontramos ofertando, aquí y en este momento, en Sevilla, al principio del tercer milenio.
¿De qué forma emprender la relación entre Iglesia y Sociedad? ¿De qué forma se edificó en la historia del cristianismo? ¿De qué manera debemos emprender hoy? Tal como H. Richard Niebuhr presentó en su magna obra Cristo y la Cultura cinco tipos o modelos de relaciones entre ámbas realidades, en este momento pretendemos enseñar tres modelos distintas de relaciones entre Iglesia y Sociedad, en extensos campos.
El primer modelo es: la Iglesia contra la sociedad. Este patrón prosigue, consciente o inconscientemente, lo que preguntó Tertuliano: «¿Qué debe ver Atenas con Jerusalén?» ¿La Academia con la Iglesia? El teólogo de Cartago trató de aislar la Academia (¡que en un caso así no era el Racing Club!) como la cuna de la filosofía de la fe reivindicada por la Iglesia. Trasladando este enfoque al tema, varios cristianos durante los tiempos han abordado el tema de forma afín. Siempre y en todo momento en concepto de antagonismo y, frecuentemente, de pelea: Es requisito combatir contra el planeta, comprendido prácticamente unilateralmente como «mal», «diabólico», «pecador», olvidando que si el Nuevo Testamento hace referencia al planeta (cosmos) en este sentido solitario por el hecho de que en el momento en que afirma: «No améis al planeta» o «el planeta entero está bajo el mal», asimismo afirma: «De tal forma amó Dios al planeta» (Juan 3,16). En esta situación, es realmente difícil eludir el interrogante: «¿A qué planeta quiere Dios?» Ya que el artículo afirma que «el que cree en él no debe fallecer sino más bien tener vida eterna», se puede meditar entonces que el «planeta humano» son la gente construídas a su imagen, que son amadas por Dios y que dan salvación y abundancia. . vida en Jesucristo. Y el conjunto de individuos en una cierta localidad o país es esta «sociedad» que debemos querer. En consecuencia, conjuntar la iglesia y la sociedad es la mayor contradicción a la intención salvadora de Dios en Cristo.
Otro enfoque es absorber a la Iglesia en la sociedad. En este modelo, la Iglesia está tan asimilada a la sociedad que es absorbida o subsumida. Lo que está de tendencia es lo que la Iglesia halla y también tiene dentro a su alegato. Un caso de muestra de esto, más allá de que mi situación logre ofender a ciertos, lo que no pretendo, es la llamada “teología de la prosperidad”. Una suerte de lotería celestial para todos los que apuestan por una vida feliz y la realización personal. Algo tal como «la clave del éxito», «la clave de la alegría», «el misterio para ser rico», y perspectivas tan prometedoras. Y no es de extrañar: ¿tiene esto algo que ver con el Evangelio? ¿Tiene esto algo que ver con el discipulado que Jesús invita en el Evangelio? ¿De qué forma cuadra este negarse a sí mismo, tomar su cruz y proseguirlo? ¿De qué manera puedes decir «Jesús era rico» en el momento en que él mismo mencionó que no tenía dónde recostar la cabeza? (Lucas 9.58). Una iglesia que prosigue en el transcurso de un cierto período temporal acaba con un alegato como «terapias elecciones» o recetas de gurú que sirven.
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