Cómo hay que orar

- Oren a fin de que Dios sea popular
«A quien tenemos la posibilidad de realizar mucho más de lo que tenemos la posibilidad de imaginar o soliciar, según el poder que obra de manera eficaz en nosotros, a fin de que sea glorificado en la Iglesia y en Cristo Jesús por todas y cada una de las generaciones…”

Yo: Escúchalo
La auténtica oración debe implicar diálogo, o sea, no solo charlar sino más bien asimismo percibir.
Dios nos charla por medio de su Palabra, mediante la gente que te cubren, por medio de los hechos que te suceden… es prestar atención, comprender oír.

¿Por qué razón oramos?
Acostumbramos a rezar para soliciar, pero acostumbramos a soliciar cosas materiales en el momento en que Dios está realmente listo espiritualmente para enfrentar las ocasiones de la vida, alegres o no. Y asimismo para guiarnos en las ocupaciones cotidianas que nos asistan a lograr el confort que procuramos.
Debemos rezar por nosotros, pero asimismo por los que nos cubren, aun por nuestros contrincantes, a fin de que hallen la luz y vivan según los mandamientos de Jesús.
Sumérgete en la Palabra de Dios.
A lo largo del Sermón de la Montaña, Jesús nos enseña que la forma de rezar de los paganos es errónea pues desconocen la revelación de Dios: Su Palabra (Mateo 6:7-8).
De ahí que los gentiles, Jesús afirma por poner un ejemplo, que el Dios verdadero no sabe precisamente lo que requerimos antes que se lo solicitemos.
¿Cuál es la posición corporal adecuada para la oración?
Hay distintas críticas sobre esto. Discutimos si debe hacerse parado, sentado, de rodillas, levantando las manos, uniéndolas, cerrando o no los ojos, etcétera. Hay que tomar en consideración, no obstante, que no tenemos la posibilidad de utilizar una regla en todos y cada uno de los casos. Por servirnos de un ejemplo, si declaramos que debemos rezar de rodillas, con los ojos cerrados y las manos atadas, sería irrealizable que un paralítico respondiera a esta solicitud.
Rezar es estar comunicado con Dios; y como cualquier charla, la posición del cuerpo cambia en distintas ocasiones. No tenemos la posibilidad de asegurar que hay solo una posición adecuada por el hecho de que los instantes en que rezamos no son iguales. Además de esto, como ha dicho Billy Graham, «no es la posición del cuerpo, sino más bien la actitud del corazón lo que importa en el momento en que oramos». Dios conoce nuestro corazón, y no hay mejor señal de humildad que un corazón humilde y arrepentido.
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