Qué papa era mujer

Según el Anuario Pontificio, el salario se establecía entre los años 30 y 42d. C. con Simón Pedro, mucho más popular como San Pedro, que se transformó en el primer Papa de la cristiandad, escogido por exactamente el mismo Jesús. Como es natural, en un tiempo tan temprano y espiritual, la historicidad de Peter Peter fué cuestionada y es bien difícil decir qué es historia y qué es ficción. Entendemos que tras 2 mil años de papado y doscientos sesenta y seis papas, el papado es una institución total y principalmente masculina. El título «Papa» procede del heleno pappas, que significa «padre».

En el siglo IX, ocurrió un hecho un poco inquietante a lo largo de la decisión de Benedicto III como Papa, en el momento en que otro clérigo, Anastasio el Bibliotecario, procuró tomar su puesto en la Santa Sede. Quizá la confusión inicial causada por esta pelea de poder llevó a la creación de la figura de Juana. Si bien fue Papa entre los años 855-857, esto no se relata en ningún artículo hasta 1250, en el momento en que su historia de historia legendaria empieza a alcanzar y es extensamente admitida. Fue solo en el siglo XVI que el Papa empezó a ser cuestionado, singularmente por el hecho de que Benedicto III era Papa en esos años.

Roma, siglo IX: Los pobladores de la región se preocupan la plaga de langostas: no solo destrozan las cosechas, sino contaminan los cuerpos de millones de insectos. el aire hace un elevado número de muertes por intoxicación en animales e inclusive en humanos.

Ciudadanos agobiados van a la calle para reclamar la presencia del Papa, a quien no se le ve públicamente desde hace unos meses.

¿Fue real el Papa Juana?

En el Museo Británico de Londres hay un célebre grabado del siglo XIV que decoraba una edición de la obra de Bocaccio «De Claris Mulieribus» y en el que se puede observar a un papa, ataviado con sus atributos, que da un alzamiento

Esta imagen se ajusta a una historia aparecida por vez primera en las crónicas de Jean de Mailly de la diócesis de Metz llamada «Chronica universalis Mettensis», si bien fue reproducida y ampliada más tarde en los siglos en los que más tarde, la La versión mucho más conocida de la historia es la que cuenta Martin d’Opova (popular como Martín «el polaco») en su «Chronicon Pontificum et Imperatorum».

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